Según tus respuestas, para ti evaluar supone garantizar que el alumno posee un determinado conocimiento en su contenido y forma exactos, revelando si los estudiantes han aprendido aquello que se ha mostrado en el aula y no fuera de ellas.
Por otra parte, para recopilar este conocimiento probablemente propongas pruebas de tipo “ejercicio” que pueden resolverse aplicando una fórmula específica (como por ejemplo la aplicación de una regla ortográfica) o quizás reproduzcas situaciones típicas de la vida cotidiana en la que tus alumnos deben interpretar unos papeles concretos (como por ejemplo expresar gustos y preferencias utilizando una determinada estructura oral).
Durante la realización de la prueba de evaluación, que suele tener lugar al finalizar un tema o un determinado curso de aprendizaje de ELE, tus alumnos no pueden disponer de más recursos que su capacidad cognitiva. Como sabrás, este tipo de procedimientos que utilizas reducen al máximo la influencia de cualquier variable que pueda modificar el rendimiento del alumno frente a la prueba, así como su capacidad de creación propia.
Por todo ello el profesor que hasta aquí hemos perfilado se corresponde con la figura de un docente tradicional, marcadamente clásico al que, siguiendo con la línea clasicista, he denominado “PROFESOR” cuya formación se compondría del conocimiento del contenido que enseña, la lengua extranjera, y de la familiarización con una serie de métodos y procedimientos sobre cómo poder enseñarlo y que dejaría a un lado cualquier tipo de destreza de carácter personal e interpersonal relacionada con el aula.
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